"...tengo una alfombra de jornadas y el tiempo hecho pelusa, de tanto enredarse en esa sensación pegajosa de la nada."
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Caverna feisbuk: Matar a un ruiseñor-To Kill a Mockingbird

17 abril 2016

Estoy con la obra de Harper Lee en mi regazo, pesa poco, un libro de 450 páginas, eso escribió y quiso publicar, más allá de toda duda.
Y supongo que la descripción más acertada sería una novela cervantina o incluso, más certeramente, la aventura de Cervantes...

Escribir un libro es una aventura, que toma forma cuando hay algo que contar y se sabe narrar, si le sumo Cervantes, además ese libro debería sacar tu yo y los yoes que te rodean en cada una de las páginas.

Haper Lee, tenía una historia que contar, una historia local y de niñez, mitad biográfica, mitad ensoñada, pero sobre todo tenía que narrar la historia de un momento histórico de Alabama y de la sociedad de su país, en claves humanas y por ello siempre universales.

Harper Lee es la voz que narra desde las experiencias de una niña, y es un Boo (un joven trastornado) que observa desde su encierro sin voz, la feliz niñez que le persigue al calor de cualquier verano, obligándole a salir: la dignidad de un sur que se resiste a ser prescindible, las clases sociales y raciales que se niegan a desaparecer, cargadas de prejuicios e ignorancia; el segregacionismo asfixiante y la maldad patriarcal-racista, que todavía desmembraba y ahorcaba con impunidad, violaba y maltrataba con saña y era capaz de asesinar a un ruiseñor con crueldad y venganza, por el simple hecho de imponer el silencio.

Cuando escribió su novela, se estaba fraguando el Movimiento por los derechos civiles, pero eso fue una coincidencia, y tal vez por ello su obra, además de excelente se convirtió en un éxito de ventas.
Pero Lee, no esperó a que la sociedad estallase, ella a través de Boo, evita que se mate al ruiseñor, matando lo criminal y miserable del pasado, y consigue con ello salvar la niñez y la dignidad sureña, la memoria de un "Sur" enfrentado a sí mismo, dando paso a la modernidad de la justicia y educación en valores, a través de Atticus y otros personajes dignos, que se expresan con la emergente sensibilidad de Dill (Capote en la vida real), la floreciente madurez del joven a través de Jem, o de otra mujer posible ajena a todo rol o convención a través de Scout.

Harper Lee, narró desde la voz de la niñez y la locura adulta, y con ese desenfado e ingenuidad propio de la infancia, la Alabama de su tiempo, con sus caballeros y sus locos, con sus señores y siervos, con su belleza e injusticias, como otros autores sureños.
La voz lírica de Scout, narra diferentes aventuras en un verano omnipresente, estación que permite los sucesos, pero además son diálogos polifónicos que recorren la historia, donde se muestra la cara y el reverso.

Su obra publicada permitió como "El Quijote", diferentes lecturas y cada cual se agarró a la suya, era lo que tocaba cuando la realidad superaba a la ficción, y en una sociedad llamada moderna, potencia hegemónica mundial, militar-económica-cultural, nadie podía reconocerse a sí mismo como asesino de ruiseñores, aunque cayesen aniquilados de las ramas, cada día.

La autora, se quedó sin nada más que narrar que mereciese ser narrado, la narración pasó a ser cosa de periodistas, la actualidad era el espectáculo y las luchas y guerras se libraban en las junglas, en la mass-media y en las calles.

Su amigo de infancia Truman Capote jugó a los misterios con ella (Lee fue clave), adentrándose sin miedo ni pudor en los crímenes de su tiempo (In Cold blood); por entonces Capote ya había dado vida a Holly, aquella niña-esposa sureña de 13 años llamada Lulamae, mujer adaptable a su tiempo y arrastrada por él, en su paso por Nueva York (Breakfast at Tiffany's), una 'tomboyish' (chica con modos atribuidos a los chicos) que consiguió escapar del "Sur" para vestirse de cuentas de vidrio, representada igualmente por Mick Kelly, personaje de la primera obra de otra sureña Carson McCullers, y que un poco más niña volvería a representar la Scout protagonista, de Haper Lee, en la mejor tradición de niños, como ya lo hiciesen los clásicos Huckleberry Finn o Tom Sayer o los hermanos Compson: Quentin, Caddy, Jason y Benjy en "The Sound and the Fury" de Faulkner.

Cada día se matan ruiseñores, ese ave que sólo canta, y no hay un Boo o Quijote que nos rescate, aún en la ficción, ni una Harper Lee o Cervantes con ganas de narrarlo, faltarían veranos para eso, y la estación parece ser otra, mucho más fría.

J.delaVegaZ+

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